¿Por qué es fundamental seguir hablando del Buen Trato?
La respuesta es sencilla pero profunda: porque el cuidado y la protección de nuestros niños y niñas son responsabilidades que Dios ha puesto en nuestras manos.
Año tras año, millones de niños en todo el mundo son víctimas de maltrato y abuso, actos que destruyen su integridad física, emocional y espiritual, y que socavan sus derechos fundamentales. Al alzar nuestra voz contra estas injusticias, estamos siguiendo el mandato de Jesús en Mateo 18:10: “Miren que no menosprecien a uno de estos pequeños, porque les digo que sus ángeles en el cielo ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos.” Nos enseña que cada niño tiene un valor incalculable y que nuestra labor es protegerlos.
Una realidad sobre la niñez y la juventud alrededor del mundo
No se trata solo de cifras; se trata de infancias perdidas y de futuros truncados.
Las estadísticas reflejan una realidad desgarradora: el 50% de los niños en el mundo ha experimentado algún tipo de violencia en el último año, y el 25% sufre maltrato físico o emocional en el hogar, un lugar que debería ser su refugio.
Estas cifras nos llaman a la acción. La violencia y el maltrato infantil dejan huellas que afectan su salud mental, su rendimiento escolar y su capacidad de establecer relaciones sanas.
El Ejército de Salvación se une a esta campaña.
Oración y Acción: Unidos por un Compromiso Activo
Los estudios también revelan que los niños que crecen en un ambiente seguro y lleno de amor tienen un 30% más de probabilidades de completar sus estudios y un 40% más de oportunidades de alcanzar estabilidad emocional.
Como Ejército de Salvación, estamos llamados a fomentar una crianza basada en el respeto y el amor, no solo en oración, sino también en acción concreta, para asegurar un mejor futuro tanto para cada niño como para nuestra sociedad.
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Que nuestra oración sea un compromiso activo y que nuestras acciones sean el reflejo de nuestra fe.
Juntos, con la guía y respaldo de Dios, trabajemos por un mundo donde cada niño y niña crezca con dignidad, en seguridad y con esperanza.