Cada creyente es un guerrero de oración, y aunque la frase «guerrero de oración» no se encuentra en las Escrituras, se considera un guerrero de oración todo cristiano que ora continuamente y con eficacia por otros.

Ser un guerrero de oración es participar en la batalla espiritual y pelear la buena batalla de la fe con toda la armadura de Dios puesta y «orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu» (Efesios 6:10-18).

Entendiendo que en nuestras iglesias siempre han existido guerreros que sostienen la obra, hace algunos años, se hizo un llamado para mantener un grupo identificado de guerreros que por su obediencia a Dios y a un compromiso como guerreros se conviertan en fieles intercesores por las necesidades del Territorio.

El llamado hoy a continuar orando en todo tiempo, para la salud de nuestra gente, por el crecimiento de nuestro Territorio y por la expansión del mensaje de Cristo alrededor del mundo.